Primera versión en Rebelión el 23 de noviembre de 2010
En Historia de la guerra civil española (RBA, 2010) Jorge M. Reverte, editor de la obra, ha reunido todo el material disponible del libro de este título en el que Vicente Rojo trabajó en sus últimos años y que dejó incompleto a su muerte. De esta forma, se incluye en él Así fue la defensa de Madrid, su único fragmento concluso, que ya había conocido varias ediciones previas en forma independiente, junto a manuscritos anónimos recientemente recuperados, correspondientes a los preliminares de la contienda y a su segundo año hasta abril de 1938. Un extenso estudio introductorio del editor y un epílogo de José Andrés Rojo, nieto del general, con interesantes detalles sobre la gestación de la obra, completan el volumen.
Vicente Rojo Lluch (1894-1966) ocupa un lugar destacado entre los militares profesionales que en julio de 1936 permanecieron fieles a su juramento de servicio al gobierno de la república. Comandante al desencadenarse el conflicto, su capacitación como estratega lo llevaría a desempeñar cargos de gran responsabilidad, como Jefe de estado mayor de las fuerzas de defensa de Madrid en un principio y después Jefe de estado mayor del Ejército de Tierra, en los que puso toda su ciencia militar al servicio de los sucesivos gobiernos. En octubre de 1937 alcanzó el grado de general. Vicente Rojo fue el encargado de la planificación de algunas de las batallas fundamentales de la guerra, cómo Brunete, Belchite o la ofensiva del Ebro.
Historia de la guerra civil española nos presenta a un hombre que se define a sí mismo con los rasgos esenciales de “católico, militar y español”, dirigiendo y tratando de coordinar el esfuerzo de las voluntades heterogéneas que plantaban cara al fascismo. Pleno de información sobre los aspectos técnicos de la guerra, analiza también cuestiones más sutiles, cómo la psicología y el estado moral de los combatientes. Permite entender así, por ejemplo, cómo se produjo aquel milagro que fue la defensa de Madrid. En esta batalla, un ejército que hasta el momento sólo había retrocedido desmoralizado, arrollado por una fuerza superior, fue capaz de plantar cara y resistir en una gesta heroica que ha quedado grabada con letras de oro en la historia. Esta proeza defensiva contrasta con el fracaso de las sucesivas ofensivas en las que después se desangrará inútilmente el ejército de la república.
Diagnosticado de un enfisema pulmonar, Vicente Rojo abandona su exilio boliviano para regresar a España en 1957. Detenido a poco de pisar suelo español, es procesado por su comportamiento durante el conflicto, que el franquismo no podía dejar de considerar “rebelión militar”. Condenado a reclusión perpetua, es indultado al poco tiempo, aunque permaneciendo vigentes las accesorias de pérdida de empleo, interdicción civil e inhabilitación absoluta. En este estado de muerte civil, Vicente Rojo dedica los últimos años que le quedaban de vida a escribir incansablemente. Volcado en unos textos en los que los investigadores han podido identificar fragmentos históricos, anecdotarios e incluso parte de una novela, trataba sin duda de fijar sus recuerdos, dejando para la posteridad una crónica de la tragedia vivida y un prontuario de las enseñanzas que de ella deducía. Hemos de saludar la recuperación de una parte esencial de aquellos textos, que nos aproximan a la visión sobre algunos de los momentos decisivos de la guerra civil española de uno de sus protagonistas más destacados.