Primera versión en Rebelión el 10 de julio de 2024
Durante un tiempo pareció que nos íbamos librando de ver en el parlamento español a representantes de las derechas extremas que triunfaban por toda Europa, pero la ilusión duró poco. Fue en las elecciones de abril de 2019, agitando espectros de antifeminismo y nacionalismo español tras las tensiones del procés y con el PP enfangado en casos de corrupción, cuando VOX irrumpió en el Congreso de los Diputados con 24 escaños. Tras la repetición electoral de ese mismo año, éstos subieron a 52; los peores pronósticos se iban cumpliendo.
A Vanessa Lillo (1983), militante de Izquierda Unida y diputada en la Asamblea de Madrid entre 2019 y 2023, le tocó vivir de cerca esta irrupción de la derecha extrema en las instituciones, y tras concluir la licenciatura en Ciencias de la Información escogió como tema para su trabajo fin de máster un análisis del lenguaje de VOX y su impacto en el debate público. Éste es el texto cuyos aspectos esenciales se recogen en el libro que acaba de ser editado por Sequitur con un prólogo de Marcos Roitman. La obra nos ofrece una indagación en los mecanismos lingüísticos que sirven para defender los privilegios de unos pocos en nombre del sentido común y para dinamizar el miedo como recurso poderoso en la preservación del statu quo social.
Un problema mundial
Un rasgo clave del presente es el auge en multitud de países de formaciones políticas que no se recatan a la hora de exhibir su carácter autoritario y xenófobo. 2016 ve llegar a Donald Trump a la Casa Blanca y es al mismo tiempo el año del Brexit, pero toda esa época está marcada por el acceso al poder de personajes con perfiles similares: Narendra Modi (2014), Jair Bolsonaro (2018)… VOX se funda en 2013 y en la actualidad está afianzada como una fuerza política pujante, con amplia base social en nuestra piel de toro. ¿Cuál es su perfil propio entre las derechas extremas que surgen en el mundo? Lillo repasa los estudios al respecto para concluir que sus divisas son: nacionalismo excluyente con impronta religiosa, liberalismo en lo económico y conservadurismo en lo social. Esto señala una diferencia clara con el Rassemblement National francés, por ejemplo, más populista, obrerista, antielitista y socializante.
VOX en la Asamblea de Madrid entre 2019 y 2023
La primera legislatura analizada corresponde al período 2019-2021, con un gobierno de coalición entre PP y Ciudadanos, presidido por Isabel Díaz Ayuso y apoyado por VOX. Ésta es una época marcada por la pandemia y la suspensión de la actividad parlamentaria durante un año. La segunda legislatura, de 2021 a 2023, tuvo un gobierno de PP y VOX sin cambio en la presidencia de la Comunidad.
Lillo rastrea las iniciativas parlamentarias de VOX en estos dos periodos y concluye que descontando la importancia de la pandemia en la primera, los temas recurrentes fueron: educación, menores extranjeros no acompañados y colectivo LGTBI, lo que confirma unas prioridades ideológicas orientadas hacia inmigración, enseñanza, identidades sexuales e igualdad de género. En todos estos campos, las propuestas que se plantearon tenían el denominador común de cuestionar y tratar de derogar derechos consolidados.
Por otra parte, el análisis de las intervenciones de VOX en la Asamblea de Madrid permite captar patrones muy significativos, como la insistencia en presentar la ideología como algo “totalitario”, característico de la izquierda, a lo que oponen una racionalidad política de “sentido común” encarnada por ellos. El lenguaje desenfadado y chulesco que estilan trata de conectar con una mentalidad “popular”, y oculta el sesgo profundamente “antipopular” de lo que se propone. Así, las ayudas sociales son en cualquier caso “chiringuitos” para los amigos de los políticos izquierdistas, mientras que las medidas que benefician a los empresarios, la gente “que crea riqueza”, son lo que realmente mejora la sociedad. En educación ocurre lo mismo y los planteamientos de la izquierda son siempre manipuladores e “ideológicos”, pero el adoctrinamiento homófobo y ultraconservador que ellos defienden es pura “objetividad”.
Otras marcas de VOX son su obsesión por la familia tradicional, que cuestiona los avances de la comunidad LGTBI, y un celo identitario e islamófobo que rechaza frontalmente la inmigración. Lo que se transparenta en el fondo de todo esto no es otra cosa que un miedo cerval a la pérdida de la propia identidad, que sirve de justificación psicológica para tratar por todos los medios de preservar las instituciones tradicionales, desafiadas por la “ideología izquierdista”. El conservadurismo extremo busca instrumentos de supervivencia también extremos, pero lo cierto es que de momento, y esto es general para toda Europa, las formaciones de derecha radical no contemplan el recurso a la violencia, y esperan a alcanzar el poder por la vía democrática para imponer sus programas.
A lo largo del libro encontramos referencias continuas al monumental trabajo de Victor Klemperer La lengua del Tercer Reich (1947), en el que se diseccionan los recursos lingüísticos utilizados por los nazis. Los paralelismos son evidentes entre lo que ocurrió en Alemania entre 1933 y 1945 y lo que está sucediendo ahora mismo en toda Europa, y ello no deja de ser muy preocupante. Dos aspectos fundamentales que se repiten en ambos escenarios son la sustitución del pensamiento y los argumentos por sentimientos como el miedo y la ira, y el inicio de una cruzada reivindicando valores amenazados que se juzgan irrenunciables, como la identidad cultural, la familia o la libertad de los padres para educar a sus hijos. El proceso se completa señalando a la hidra responsable de todos los males a través de sus tres cabezas: socialismo, feminismo e inmigración, y con el propio compromiso como salvadores, valientes y voluntariosos, dispuestos a todo sin cortapisas.
El lenguaje de VOX hace saltar todas las alarmas al mostrar cómo los mecanismos de manipulación que operan entre nosotros son los mismos que dieron sustento ideológico a la Alemania nazi. En tiempo de zozobras, el circo identitario desempolva sus pistas y convoca a defender privilegios y singularidades excluyentes, y todos sabemos que en su empeño no va a renunciar a la violencia más extrema si la cree necesaria. Vanessa Lillo nos pone ante el problema en su exacta dimensión y nos hace comprender que éste es el momento de activar las medidas racionales y humanistas necesarias para abortar el desastre en esta ocasión.