Primera versión en Rebelión el 15 de noviembre de 2023
Nacido en Francia en 1942 de un ucraniano y una rusa, refugiados de la guerra civil, Alexandre Skirda desarrolló una importante labor historiográfica, principalmente sobre las luchas sociales que siguieron a la Revolución rusa de 1917. En esta producción destaca su monumental trabajo sobre la Revolución majnovista de Ucrania, que vio la luz en 1982 en su versión original francesa y desde entonces ha sido reeditado en numerosas ocasiones con adiciones al texto. La obra ha aparecido además en ruso (2001) e inglés (2004). El fallecimiento de Alexandre Skirda en 2020 le privó del placer de hojear la versión castellana recién publicada por La Tormenta, que ha de servir para que al fin la gran epopeya de los anarquistas ucranianos sea conocida en profundidad en el mundo hispano.
La lucha revolucionaria antes y durante la I Guerra Mundial
El libro comienza presentando un esbozo de la historia de Ucrania, tierra fronteriza habitada por cosacos, una casta de guerreros-campesinos celosos de sus tradiciones y su relativa libertad, que degeneró luego en un cuerpo armado al servicio de la autocracia. En Guliaipole, al sur del país, viene al mundo en 1888 Néstor Majnó, que se convierte en seguida en uno de los militantes anarquistas más comprometidos de la región. Skirda repasa en detalle sus actividades revolucionarias y sus experiencias en diversas cárceles tras su detención en 1908. Condenado a muerte, las gestiones de su madre logran que la pena sea conmutada, debido a su juventud, y su destino al fin es la tristemente célebre Butyrka (Moscú), donde se hace amigo de Piotr Arshínov, su compañero después en muchos afanes. Allí va a permanecer largos años, que constituyeron su universidad, hasta su liberación en febrero de 1917 por el gobierno provisional.
De regreso en Guliaipole, Néstor Majnó es nombrado presidente del sóviet local y en los agitados meses que siguen dirige un ambicioso proceso revolucionario con expropiaciones de tierras y fábricas. Todo se va al traste, sin embargo, con la capitulación de Brest-Litovsk, en marzo de 1918, cuando Ucrania es entregada a los imperios centrales y tropas austriacas invaden el país. En junio, Néstor viaja a Moscú, donde mantiene conversaciones con Lenin y Kropotkin, instalado en Dmitrov, al norte de la capital, y el mes siguiente vuelve a su tierra y comienza a organizar la resistencia contra los ocupantes, en un proceso en el que guerra y revolución van de la mano. Con el armisticio que en noviembre concluye al conflicto, las perspectivas son buenas. A finales de año, el ejército de los libertarios comandado por quien ya todos llaman Batko (padrecito) Majnó, se alía con los bolcheviques contra los nacionalistas ucranianos de Simon Petliura, que pugnan por controlar el territorio.
La lucha revolucionaria durante la Guerra Civil
El detalle de la evolución de los acontecimientos durante el año crucial de 1919 que nos ofrece Skirda en su libro tiene un interés extraordinario, porque pone de manifiesto palmariamente la confrontación de dos estrategias revolucionarias radicalmente diferentes. Los intentos de organización democrática del proceso emancipador por parte de los ucranianos a través de sucesivos congresos de soldados y campesinos fueron respondidos por los bolcheviques con proscripciones y llamamientos a la sumisión absoluta, que condujeron a una ruptura de hostilidades en el mes de junio. La lucha a dos bandas de los majnovistas contra el Ejército Rojo y los nacionalistas se complicó aún más cuando el Ejército Voluntario de Denikin inició un rápido avance desde el sur que en poco tiempo le permitió situar su vanguardia en las proximidades de Moscú.
La ofensiva de Antón Denikin del verano de 1919 fue uno de los momentos culminantes de la Guerra Civil, y su fracaso se debió en gran parte al hostigamiento implacable de su retaguardia por los majnovistas. Un hito decisivo en este proceso fue la batalla de Peregónovka, el 25 de septiembre, en la que los blancos sufrieron cuantiosas pérdidas a manos de los libertarios que frustraron su estrategia de asedio de la capital, al cercenar sus vías de suministro.Incrementadas sus fuerzas con los veintitrés cañones y más de cien ametralladoras capturadas en la jornada gloriosa, los anarquistas, en una rápida explotación del éxito, consiguieron liberar una buena parte del sur de Ucrania, incluyendo grandes núcleos urbanos y los puertos de Berdyansk y Mariúpol, por los que los aliados alimentaban al Ejército Voluntario.
Tras estos logros, los intentos de reorganizar la sociedad van a verse dificultados por una penosa epidemia de tifus y ya en 1920 por nuevos enfrentamientos con los bolcheviques, que otra vez tratan de imponer su dictadura. La represión del movimiento libertario es feroz, pero Majnó consigue organizar la resistencia y con tácticas guerrilleras alcanza importantes éxitos. En el verano de 1920, ante una nueva ofensiva de los blancos, ahora comandados por Piotr Wrangel, los rojos ofrecen una tregua a los majnovistas, que éstos, tras mucha discusión, aceptan.
Eliminado el peligro blanco también esta vez, la represión de los anarquistas por parte del Ejército Rojo resultaba demasiado previsible y, tal vez por ello, en este caso comenzó de forma brutalmente alevosa. Hay que señalar sin embargo que, contra fuerzas muy superiores, los libertarios, con sus guerrillas y el apoyo de los campesinos, lograron prolongar la lucha hasta el otoño de 1921.
Las lecciones de una historia singular
Tras el relato pormenorizado del proceso revolucionario en Ucrania, inextricablemente ligado al conflicto bélico, los últimos capítulos del libro concluyen la biografía de Néstor Majnó con una crónica de sus actividades hasta su fallecimiento en 1934 en el exilio parisino. Se profundiza en su personalidad y cualidades humanas y se recuerda a sus principales colaboradores, tratando de perfilar los trazos esenciales del movimiento majnovista y sus conexiones con el anarquismo. Se muestra también la escasa consistencia de los cargos de bandidismo y antisemitismo que se le han hecho.
La exposición de Skirda, basada en un exhaustivo análisis de fuentes y documentos, se confronta en un capítulo final con el tratamiento que tuvieron los mismos acontecimientos en la historiografía, y en la literatura, soviéticas. Se aprecia de este modo, aunque con matices en las diversas épocas de la URSS, la construcción de un relato guiado ideológicamente y plagado de graves acusaciones mal fundadas, que se prolonga hasta la rehabilitación de Néstor Majnó en un artículo de Vasili Y. Golovánov en 1989, ya en plena perestroika, publicado en la sección histórica de la influyente Gaceta literaria, editada en Moscú por la Unión de Escritores.
El volumen se completa con once documentos de los propios majnovistas, declaraciones y llamamientos escritos en el fragor de la lucha que nos sorprenden sobre todo por su reivindicación apasionada, y que nos suena perfectamente actual, de la libertad para organizarse y decidir por ellos mismos su estrategia revolucionaria.
Al libro original, publicado en 1982, se incorporaron después dos textos relevantes. El primero de ellos, fechado en 1984 y no incluido en la edición reseñada, es un epílogo bibliográfico en el que se da cuenta de algunas novedades aparecidas en el ínterin y se discuten las críticas contra Néstor Majnó y su movimiento contenidas en manuscritos inéditos de Volin. El segundo, de 2001, repasa las contribuciones producidas hasta ese momento. Se constata un interés creciente por el Batko, incluso en la Rusia postsoviética, en la que es reivindicado en obras de amplia difusión. Además, la apertura de los archivos de la Cheká posibilitó la recuperación de documentos imprescindibles de la Revolución majnovista, como las memorias de Víktor Belash (1893-1938), figura militar esencial del movimiento, publicadas por su hijo Aleksandr en 1993.
Néstor Majnó. El cosaco libertario (1888-1934), de Alexandre Skirda, es un homenaje a los protagonistas y a los logros de un proceso revolucionario que merece ser conocido en detalle, porque como se señala certeramente al final de su libro: “En el siglo XX, una era de calamidades sobre calamidades, el experimento majnovista y el de los camaradas españoles de 1936-1939 representan los únicos intentos de instalar una sociedad en la que la liberación humana pudiera ser algo más que vacía retórica.”