Primera versión en Rebelión el 25 de septiembre de 2017
Este volumen recoge la Pequeña antología con selección, introducción, traducción y notas de Manuel Sacristán, que Anagrama publicó en 1976, y la complementa con una traducción, realizada por la editorial, de algunos de los últimos fragmentos de Ulrike Marie Meinhof (1934-1976), una joven burguesa que lo abandonó todo cuando comprendió la vacuidad cruel de la vida que nos ofrece el capitalismo, descifradora de los enigmas de éste desde las páginas de la revista konkret, de la que fue principal animadora, y que dio el paso a la lucha armada en 1970, contribuyendo a fundar la Fracción del Ejército Rojo (RAF). Detenida en 1972, fue probablemente asesinada en la cárcel por la policía de la RFA, aunque su muerte se hizo pasar por un suicidio.
Manuel Sacristán explica en la introducción su criterio al seleccionar los artículos de konkret escogidos, correspondientes muchos de ellos a los años 1967 y 1968, período en el que se produce un giro en el pensamiento de Ulrike desde los intentos de evitar por la vía democrática la involución política en Alemania hacia el convencimiento de la necesidad de organizarse para la acción contra la violencia del estado. El primer fragmento, de 1960, contiene una protesta ante el progresivo endurecimiento de la legislación represiva, con recortes de la libertad de huelga y manifestación, facilidades para decretar el estado de excepción y otras disposiciones que hacían recordar 1933. Los artículos siguientes, hasta 1967, comentan aspectos de la política alemana y el antagonismo inevitable con los intereses de la clase trabajadora.
A partir de 1967, Ulrike Meinhof recrudece su batalla dialéctica contra las medidas represivas, basadas en interpretaciones abusivas de la normativa existente, y reforzadas con leyes de emergencia. No faltan tampoco llamamientos a la movilización contra la intervención norteamericana en Vietnam y la participación del ejército de la RFA en la guerra, cuyo carácter imperialista pone de manifiesto, ni protestas por las críticas que reciben los activistas y la brutalidad con que son reprimidos. Reprocha la tibieza reformista del SPD, que mantiene el sistema y silencia los conflictos, y percibe con claridad la urgencia de alzar la voz contra los que se niegan a escuchar. Cuando estalla la violencia estudiantil de 1968, se solidariza con aquellos a los que no han dejado otro camino. Hay también invectivas contra la política errática de la DDR y la intervención del Pacto de Varsovia en Praga en 1968.
Los últimos escritos recogen un texto sobre la estructura del grupo y el liderazgo, que para ella ha de emerger de la colectividad, y algunas cartas con críticas tanto de la deriva económica de la URSS, como de la trayectoria histórica de la socialdemocracia, en la que ve un simple apoyo del capitalismo. Se incluye después una larga declaración acerca del objetivo militar da la RAF: atacar el imperialismo en su mismo corazón. En este sentido, la liberación de Andreas Baader el 14 de mayo de 1970 en un acto de guerrilla urbana, representa para ella un ejemplo que marca el camino para salir del letargo a través de una lucha armada en la que ve todo por ganar y cuya organización discute con pasión. Sin embargo, un último fragmento expresa su desesperación en la celda de aislamiento: “una feroz agresividad para la que no hay válvula de escape”.
La magnífica traducción, pletórica de notas detalladas sobre la política del momento, nos permite disfrutar al máximo la prosa implacable, brillante e incisiva de Ulrike Meinhof, un riguroso alegato contra la deriva autoritaria de la República Federal Alemana en los años 60. El epílogo de César de Vicente Hernando trata de explicar la evolución de su pensamiento como una expansión progresiva de conciencia, que desemboca en la asunción de la necesidad de una insurrección contra el sistema. Ésta, no obstante, emprendida por un grupo armado desconectado de la masa social, se revela al fin autodestructiva y estéril.