TEORÍA DEL CENTRO
“I”
donde hallamos lo idéntico
y entendemos los rostros
horizonte infinito del mar
en la hora terrible que revela
un destino sin nombre
sumergido
en la lucha tenaz del oleaje
girando entre la espuma
aquí
en el abierto mar nos encontramos
y al fin podemos ver
quién escribe palabras en la arena
sencillas como el viento de la tarde
quién repite lo idéntico
perdido
en el olvido cruel de la memoria
“II”
nadie escribe
los ojos son el peso del abismo
las palabras son gestos del silencio
nadie escribe
el fulgor de la noche se despliega
y juega el mar con sombras de la luna
nadie escribe
la noche silenciosa reflejada
en el espejo cóncavo de un cuerpo
“III”
en el centro del corazón encontramos la materia
esfera de cristal que nos dice qué hacer
y nos regala
los largos dedos fríos del tiempo
el mágico jardín que florece en la aurora
las palabras de alguien que son siempre
las palabras de nadie
y que el viento repite
y encontrando
la rendija en la puerta descubrimos
cómo la voz es una
y el corazón es uno también
disfrazado en paisajes
y en historias
“IV”
el miedo nos construye
y termina agotado para volver de nuevo
marejada contra el perfil rocoso
con aliento insaciable
estrellando sus crestas a la luz de la luna
el miedo nos construye
y así tal vez escapa
de la quietud perfecta de la noche
“V”
y ser sólo un engaño
las manos los ojos el papel
una trampa
no tener otro nervio ni otro hueso
y contemplar las cosas
“VI”
porque todo regresa
ojos que buscan
ojos desde ningún origen
tú
en el instante único
desplegando tu tiempo como un lazo
para cazar la aurora
“VII”
nada sabes
no recuerdas las cifras
que miden los contornos del mundo
colores y sabores y no predices ya
el giro de los astros baratijas
de feria
escuchaste
el clamor iracundo
del mar recios golpes de agua
voltearon tu esquife
y tu cráneo vacío naufragó
entre la espuma
ahora suena tan sólo un gemir
de resaca en tus dedos
y la playa infinita te estrecha
y nada sabes ya la muerte te sonríe
como agua que corre
“VIII”
eres
sin duda sí voluntad de la roca
los ojos como un lago
y cansancio en los árboles
hormigas del mosaico de tus células
eres
largo susurro del viento
y dedos como anémonas calladas
tan sólo eso aquí vértigo mudo
eres
la terca voluntad erguida como un álamo
alegría y silencio
“IX”
cualquier tiempo es el tiempo
eternidad perfecta que rechazas
para tejer la historia
vivir para negarlo
en el tenaz aquí de la materia
ningún instante inútil el reloj
aquí sin dudas
en el principio idéntico
cualquier hombre es el hombre
“X”
vivir
como una búsqueda
hasta que al fin comprendes
vivir
como un regreso
“XI”
y dejaré mi muerte en tu orilla plateada
salvado del naufragio no sabré qué decirte
los ojos no dirán el precio de las cosas
te dejaré mis manos como un ovillo mudo
nada será más fácil que sucumbir y amarte
cansado de tascar herrumbre de palabras
tras el largo viaje gozar tu esencia inmóvil
un descarnado oráculo desvela los caminos
y seré tu frescura derramada por siempre
el lirio de tu canto rumor indestructible
no quedará ya nada que diga esta memoria
será como un regreso besar tus labios fríos
pero yo ya conozco el cristal de tus manos
y descubro tu voz en el viento que suena
estás viva y regresas impregnando las cosas
reconozco tu risa derramada en el mundo
XII
aunque nadie contesta
invaden pensamientos como olas
tu arena solitaria
y chillan las gaviotas en la orilla
aunque nadie contesta ya
la sonrisa del alba se despliega
y las olas que rompen
repiten para ti su canto eterno
“XIII”
luz sin origen
que resplandece aquí
y dibuja colores como gestos sin dudas
luz sin historia
viva por el placer de fingir un contorno
que reinventa el silencio
como un largo camino entre la niebla
luz sin palabras
muerta para vivir y tantear contactos
orilla del asombro enredadera
del ser ante sí mismo
“XIV”
en esta esquina en que te yergues
en el vértice justo de tu duda
aquí donde la nada
por gozar del engaño
y gozar del reencuentro
se disfraza de ser y se reviste
de ampulosos ropajes
aguzando el oído
sólo la desnudez
de su facundia estéril
“XV”
y no necesitamos vestidos
que oculten lo evidente ni el vano
requisito de un cuerpo palabras
inútiles y obscenas en el ocio
y no necesitamos siquiera
una mirada aguda que descifre las cosas
puesto que nada existe
y tenemos los ojos tan sólo para ver
la mutación continua donde todo
se desintegra y vuelve
y nada aferran nuestras manos del mundo
que no muera al instante en mil ecos
desnudando su esencia
erguidos vacilantes a la orilla
del océano infinito
precisamos tan sólo
el fragor compasado de la espuma rompiendo
como la verdad única
que gira eternamente y nos bendice
“XVI”
aunque lo olvides siempre
tuya es la paz perfecta del origen
y tuyos son los ojos donde todo renace
tienes entre las manos
el arroyo de sangre de la aurora
y el viento entre los árboles
contempla
el silogismo frío que te nutre
tu voz sin voz
detrás no queda nada
“XVII”
y para qué golpea todavía el viento
este paisaje inhóspito álamos que tiemblan cumbres
erguidas indiferentes firmes
contra nubes que escapan a la luz
de la luna
para qué su rumor destemplado sacudiendo
las hojas arrastrando las nubes
con qué fin estas gotas menudas
que mojan los papeles
ojos de roca para medir un horizonte más
letanía del viento cimas entre niebla
ojos encallados en el cuerpo feliz
de la montaña
“XVIII”
aunque no sabes nada
como el espacio negro donde quieres nacer
y contemplas
el horizonte fijo de lo otro
en el fondo plomizo de la noche
erguido contra ti eternamente
aunque el tiempo te esquiva
y brilla para ti el fulgor de un segundo
como único plazo para saber tu nombre
eres aún destronado y soberbio
y tu sentir define
el contorno perfecto y único del todo
“XIX”
donde encuentras tu cuerpo
solitario universo que te espera
historia como viento sobre el rostro
herrumbroso andamiaje del sentido
la tierra se prolonga entre tus manos
y la noche te sueña
cuerpo único
en el vano jardín de la memoria
dibujas tus fronteras
sucumbes al hechizo del espejo
“XX”
larga noche epitafio de estrellas
la luna sola
cordillera como carne mortal
en holocausto
nadie escucha esta voz
ningún superviviente
el río manso arrastra los despojos
cadáver yerto laberinto de cumbres
un viento helado silba en la cañada
pero sentir tu sangre
sin ojos sin oídos agolpándose muda
y tener todo el tiempo
para existir en ti tras el ocaso
“XXI”
aquí sobre la tierra
llanura imaginaria que vigila el reloj
sacudiéndote el yugo
de todo lo que crees saber
de todo lo que ignoras
“XXII”
no | con nombre de hogar |
ni | de ciudad mudéjar ceñida por un río |
no | con nombre de flor |
ni | de colina |
no con nombre de patria
no reconoces patria ya sobre el perfil
redondo de la tierra
“XXIII”
sintiendo otra vez aguda la tentación
de regresar donde brillan motivos y se teje
con hebras de razón envenenada
al balcón entreabierto de los días
el idéntico rostro complacido
que temes y recuerdas
donde podrás hallar un buen pretexto
para la sana emulación y los disfraces
apariencia de orden y ternura
infinita
sintiendo todavía los labios convocados
por el gesto prepotente y feliz
pero en camino ya
levantados los puentes